Kaas
¿Será el otoño?, o los años que me van cayendo pero, esta mañana la nostalgia ha venido a visitarme. En mi habitación todo esta como siempre, soy una sobreviviente de mi propio caos. Esta mañana he retrocedido en el tiempo, he visitado a una nena... Desde ahí empezamos nuestro viaje.

El barrio no está del todo asfaltado. Un enorme campo con arboles de mango, maíz, perros y aves, muchos niños/as, demasiados/as, despreocupados/as o más bien con una gran preocupación: las calificaciones.

Ahora puedo verlos...

Es verano...

Por la mañana el barrio descansa a medias, algunos/as niños/as han ido a visitar a sus abuelos, están de vacaciones, viendo la tele o simplemente no están así que no hay muchos fuera de casa.

Por la tarde la historia cambia, los chicos/as han vuelto y a otros/as hay que arrancarlos de la tele, hay que obligarles (practicamente) a que se acaben la sopa, luego batallar con ellos/as (recoger juguetes, la ropa, etc) y meterlos/as a la ducha para después perderlos/as entre tanta niñez...

Hemos acabado los deberes!!! Abrir las puertas que nos vamos!!!

En realidad son muchos y muchas, con edades variadas. Unos/as juegan a fútbol, otros/as a voleybol, la pelota de unos invade el campo de los otros así que todos están atentos para no distraerse mucho. Los más pequeños (y no tan peques) juegan al mundo (avioncito), otros saltan la soga, otros la liga (dos chicos/as puestos con la liga rodeando sus pies y otro saltando en medio), a las canicas, las chapitas, otros en el campo tirándole piedras al árbol de mango (a ver si cae alguno), da igual verde o maduro pues ambos son ricos: el maduro solo y el verde con sal. Cuando se acerca la noche, a eso de las 18:30, los juegos cambian... Ahora toca hacer dos grupos y jugar al mata gente, los 7 pecados, las escondidas, a las cartas de los caballeros del zodiaco o así, a la lleva, los encantados o lo que se invente sobre la marcha. Somos muy creativos.

Los padres se han unido al juego como espectadores, han salido con sus sillas a las puertas de sus casas a ver a sus niños/as en lo suyo, y de paso a controlar. Los padres charlan entre ellos, ríen, beben gaseosas y comen frutas (o lo que tengan). Luego nos pegan un grito y... a casa!. Cenar y dormir.

Para entonces, no abundaban las consolas, no existia la psp, ni la wii, no teniamos videojuegos aunque sí máquinas de pinball: enormes cajas con botones, palanca y una pantalla con avioncitos que derribar y un Mario Bross al que hacer saltar. Todo previa moneda. Nosotros preferiamos nuestros juegos.

Que años... Queríamos ser Pitufina y estar rodeadas de muchos pitufos, todos aventureros y pendientes de ella. Moríamos por ser Candy y darle un gran beso a Terry y por otro lado decíamos que eso de las salibas juntas debe ser una asquerosidad. Los chicos se sentían los Caballeros del Zodiaco o los Thundercats (aunque de caballeros o felinos... no sé si tenían algo). Aprender y divertirse a la vez era posible con dibujos como el Show de Cantinflas. Luego estaba Meteoro, la velocidad nos ha gustado a todos, este dibujo no tanto. ¡Queríamos tener una cuadrilla como la de Chalie Brown!. ¿Y Bugs Bunny? que conejo tan listo, con Porky que no lo era tanto (bonachón sí) y el pato Lucas (o Dodgers en el siglo 24 y medio, jaja). Creo que quería ser Lady Oscar, soñaba despierta con tener tanta valentía y tanta aventura en mi vida, pero sobre todo soñaba con un André.

Tantos dibujos y todos para nosotros!!! Que niños/as más felices, jugábamos a la escuelita (en vacaciones!!), la casita, la comidita, la tiendita, el hospital... Trepábamos árboles de los que luego nos bajaban, con regaños, nuestros hermanos mayores (aunque sea por 2 años), nos metíamos al río que cruzaba el campo, nos echaba la dueña, la señora Clara, aunque no siempre pero a veces nos pasábamos. Hacíamos tantas cosas...

Pero bueno, la niñez nos dejo, ¿o la hemos dejado nosotros? y nos dejo inmersos en una adolescencia que es como un torbellino.

Tantas veces idealizada, tantas veces real, dura como la vida misma o robada, inexistente. Para algunos inolvidable, para otros sin pena ni gloria, para otros con más penas. Para mi, quizás, la mejor de las etapas.
Kaas
¿Cómo se supone que debe uno vivir la vida? La mejor respuesta podría ser "Vivirla como a uno le apetezca" pero, ¿es eso posible?. Teniendo en cuenta que el sistema, cada vez más, esta condicionado las costumbres, los valores y hasta los afectos (esto igual es una exageración) o mejor dicho, que las personas nos hemos globalizado en casi todos los aspectos ¿es posible vivir la vida como nos apetece?. Sí, la pregunta es sencilla, la respuesta no.


En un mundo donde ir a la universidad parece ser impresindible para un/a joven (el futuro, ya saben), ganar dinero lo principal en la vida, ir de marcha con frecuentemente sinónimo de ser jóven y divertido, cambiar de maquillaje y disimular las arrugas (o pasar por quirófano) igual a feminidad, y comprar, comprar, comprar, llenar armarios, variar modelos, colores, tallas (no, las tallas no, horror!). En este mundo... ¿aún se puede ser original?, ¿puedo seguir siendo yo misma y no morir en el intento?, ¿puedo desear vivir la vida a mi modo?, ¿puedo evitar seguir un guión?, ¿mi vida, mis sueños, mis frustraciones, en realidad son mios?.

Cuántas dudas!!! 

Recuerdo algo que leí siendo aún adolescente, La Muerte de Iván Ilich, escrito por Tolstoi...
"¿Y si toda mi vida ha sido una equivocación qué? Se le ocurrió que lo que antes le había parecido completamente imposible, especialmente el hecho de que no había vivido como debería haberlo hecho podría después de todo ser verdad. Se le ocurrió que sus impulsos vitales, reprimidos brutalmente por sí mismo apenas los había experimentado, podrían haber sido lo único verdadero y real de su vida, y todo lo demás falso. 
Y sintió que sus obligaciones profesionales y toda la organización de su vida y de su familia, todos sus intereses sociales y oficiales, todo eso podría haber sido falso. Trató de defenderse y justificarse ante sí mismo y de pronto sintió cuán débil era lo que estaba defendiendo y justificando. No había nada que defender..."
No tengo muchas respuestas... 

Intento, y juro que lo hago, no globalizarme, construirme, inventarme y reinventarme cada día. Conocerme y reconocerme en cada cosa que hago. Llevar mis riendas de tal manera que mi carrosa no tropiese y sea desviada de su camino o, fatalmente, derribada. Deseo que ese no sea su destino.

Por aquí no esta todo bien amoblado.

Tolstoi, gracias por la lección.
Kaas
Parece difícil a veces imaginar a un chico llorando.

Alguien dirá, con toda razón, que en los culebrones hay muchos pero no me refiero a la actuación, ni al llanto causado por una madre lejana (emocionalmente hablando, en este caso sería desamor), por un padre capullo, por una tía que le puso los cuernos con un tío más bueno que el pan (también en este caso sería desamor), porque le han golpeado el coche, no sabe poner la lavadora o por la crisis económica, me refiero a un chico llorando por amor.

Un chico enamorado, hasta los tuétanos, alguien que se emociona al ver feliz a su amada, que le abraza antes de dormir haciéndole sentir que siempre estará a su lado y la protegerá, que le besa la frente demostrándole que no sólo de pasión va su relación sino también de ternura, que intenta entenderla aunque vaya más allá de su razonamiento y su ser. Un chico incapaz de estar más de 5 minutos disgustado con ella, no porque no tenga motivos sino porque no puede soportar su silencio, la ausencia de su risa, de sus caricias y sobre todo su mirada triste. Que no sólo necesite a una mujer sino mas bien un chico que sepa que sin ella... quizá la felicidad no exista.

Un chico que desea ser mejor persona no sólo por él sino también... por ti.

Alguien que no sabe si tratando de comprenderte hace bien o mal pues en un momento dado le dijiste que esto no iba de entender sino de querer ("No estas aquí para entenderme sino para quererme. No lo intentes, lo puedes estropear").

Pensé que estaban en peligro de extinción, como los boleros (aunque no estoy segura de ello), las cartas (no e-mails) o los detalles.

Pero...

Los chicos también lloran. Sí, felizmente es así. Los que se sienten libres de machismos y complejos se emocionan y lo expresan.

Benditos sean...
Kaas
Retomando mis ideas... igual no estoy segura de lo que quiero escribir.
Retomando mi inspiración... me pierdo en los detalles.
Retomando mis experiencias... quizás sean muy pocas.
Pero...
Retomando mi ilusión... puedo escribir mucho más allá de mi.

El problema es que quizás pienso que siempre hay algo que decir cuando en realidad lo único que quiero es escribir y ya quien lo lea (si tiene la suerte de ser leído) puede encontrarle algún sentido.

¿Por qué tengo la imperiosa necesidad de que alguien, más allá de mi, pueda encontrar esto interesante cuando quizás a lo único que puede aspirar es a ser un elemento de distracción?, ya saben, como la tele, la radio o los novios de una noche de copas.

Sin embargo creo que lo más sensato es escribir con algún sentido pero, ¿y si mi sentido es el sin sentido?, ¿qué hago?, ¿lo reprimo?. Es posible que esa sea la respuesta. Pero bueno, hasta saberlo puedo comentar algunas cosas...

En el norte de España hace mucho frío pero adoro su paisaje.
Las mejores patatas bravas están en la Mejillonera (y toda aquella gente que se sabe y siente especial, que no es lo mismo que creerse o parecerlo).
He logrado encontrar a la mujer de mi vida! Y lo sabes Esti.
Hay una tía aquí que amenaza con estar tan adolescentemente liada como yo, aunque por cosas diferentes pero Churri, sabes que es así.
Al otro lado del charco tengo muchos amores... papá, mamá, no se mueran nunca; hermanos, no permitan que los papas se vayan a ninguna parte (eso incluye el cielo); sobrinos, portense bien; amigos, soy perezosa para escribir e-mails pero sepan ustedes que los tengo presentes en mis recuerdos.
Sueño con una casa en el prado, con un inmenso espacio verde donde poder tumbarme y hacer absolutamente nada.
Un ser maravilloso me asegura que existe un mundo para dos, que seremos los elegidos. Claro que sí Maitia.

Me gusta pensar que en algún lugar y momento, una persona se da carta libre para sus propios sin sentido o quizás con más sentido del que cree.

En fin... Se ha hecho tarde y el frío congela mis pies (entre las sábanas, increíble).

Habrá que ir a por leche caliente.
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