Mi fiel caballo de acero, mi pequeña gran posesión,
tú que siempre estas dispuesto
y nunca protestas mi desición.
No dudes de mi confianza, mucho menos de mi pasión,
y llévame por la selva de cemento,
ésa que ahoga mi corazón.
 

Con lo rápido que van las cosas,
y lo estresado que vas por la vida.
Con las ganas que tienes de pisos o casas
y el placer que parece darte invadir la naturaleza sin pudor.
Te has preguntado acaso: ¿Dónde jugaran nuestros niños?


En la maleza de tu cabello,
que me arrastra al azúcar moreno de tu piel,
me encuentro.
En el verde miel de tus ojos,
atrapados entre tus espesas pestañas,
quiero vivir.
Mas tu alma blanca me censura.
Pequeño niño enamorado...
No puede ser.


Como hojas marchitas por el invierno,
En eso nos convertimos.
Dueños de una belleza extraña,
Con fecha de caducidad.


Fuerte, imponente, generoso.
Guerrero fiel, comprometido,
Apasionado y vigilante cual cóndor magestuoso.
No desmaye tu valor ni claudique tu amor.
Adelante ¡Lucha!


¡Hey!
No te escondas, sal un poco, déjame verte, sólo un poco.
Eres hermoso, no te ocultes.
¿Quieres jugar? Vale, cuento yo,
Uno, dos, tres, cuatro...


 Y de pronto apareciste.
Indudablemente eras tú y tu aroma, tu color, tu luz...
Ahora me siento protegido.


 Una cita.
Era una tarde luminoza, llena de verdes, amarillos y naranjas.
No había gente. Los nervios me rodearon como abejas asesinas.
No vendrá.
Debería irme. Mejor no, esperaré. En cualquier momento podría aparecer.
¿Me veo bien? La camisa, ¡lo sabía!, me hace mayor. Que remedio.
¿Y si se fue?
No le habrá gustado lo que vió, esta camisa, estas gafas.
Me retiro. La realidad es mala, la irrealidad peor.
| | edit post
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...