La crisis de los 30 le ha llegado bastante tarde y está como... ¿perdida?
Lamentablemente a todas nos llega el momento ése que tanto hemos temido e incluso evitado. El momento de reconocer que sí, que nos preocupa (y mucho) el paso de los años. El espejo, tantas veces amigo y otras tantas enemigo, finalmente nos enfrenta a aquello que no queremos ver, al menos no tan pronto: las ojeras, algunas arruguillas, la flacidez!!! Ella parecía inmune a éso pero...era sólo una coraza, una de ésas que a veces se pone (y tiene varias).
Sabes por qué no me peino y casi ni me maquillo? Porque el espejo de pronto me esta haciendo bullying. Me siento guapa y atractiva, sí pero, todas mis amigas andan tan liadas en tratamientos faciales, cremas, depilaciones y bronceados que... No sé. Me siento la chica de las cavernas con pelos por todas partes porque odio la cera, y el acné no se ha enterado que hace rato dejé la adolescencia. ¡Ah! ¿He dicho hace rato? Pero, ¿cuántos años han pasado? ¡Cuántos!
Siempre me han parecido graciosas sus paranoias, aunque a veces es agotadora.
Ayer estuve despierta hasta las cinco de la mañana leyendo cosas sobre cómo cuidarse. Ya sabes, el rostro, las piernas, etc. Demasiada información, demasiado dinero, demasiado tiempo, bufff... Tiene que ser más sencillo porque pareciera que las chicas estamos locas por ganarle la carrera al paso del tiempo y no me apetece, me niego ¡joder! En fin, hoy me decidí y compré un bote de Manteca de Karité. Todas las blogeras hablan de ella y, para empezar, me parece que puede estar bien, ¿no crees? ¡Dios! Tengo boda en unos días y el vestido que me compré ya no me gusta y era el plan B. Pues nada, voy a por el plan C que aún me quedan un par de días. Deséame suerte.
No puedo con sus monólogos, tan pronto los amo como los odio. Pero bueno, supongo que un poco de lío en la cabeza no le viene mal. Cuando no son los chicos, son los años. Luego ¿qué vendrá?