El otoño le ha pillado viendo pasar la vida. Escuchando soul, comiendo chocolate (su pecado) y sentada en el sofá. Con una licenciatura por homologar, estudiando inglés (demasiados años) y haciendo un curso subvencionado, el primero en su vida. Desempleada a los treinta y... Los ahorros se le van acabando y las ganas de luchar flaquean. Esta navidad toda su familia se reunirá en su país natal, todos alrededor de la mesa junto a sus envejecidos padres y...quizá sólo falte ella, la pequeña.
Me parte el alma verla así, inmersa en la inseguridad, incapaz de avanzar, estancada en algo que solíamos llamar etapa y que amenaza con cronificarse. Tal vez siempre fue así pero no se detenía. Si tuviera que describirla diría que es de aquellas mujeres poseedoras de una preciosa sonrisa, con esa chispa que la hace divertida y espontánea sin casi esfuerzo, de esas amantes de lo natural, una eterna adolescente.
Y como espíritu adolescente, complicada, con dificultades para asumir la adultez (más bien resistencia) y terminar proyectos. No he conocido mujer más dispersa pero tampoco más jovial, valiente y atrevida. Una belleza exótica. Nunca se peina, acaso se maquilla, no sigue cánones de moda y me encanta. Ahora que lo pienso, es una definición algo confusa (¿contradictoria quizá?) pero ella es así.
Ultimamente apenas se deja ver. La última vez que hablamos por teléfono me dijo que se sentía feliz por que le habían llamado para hacer un curso "Kaas, adivina? Voy a estudiar biblioteconimía!", luego de felicitarla me dijo "Quizá sea un curso de mierda pero lo haré Kaas y sabes qué? Esta vez llegaré hasta el final", y colgó.
Deseo de todo corazón que la vida le depare algo 'grande' y le dé la oportunidad de encontrarse a sí misma, de encontrar su sitio, su lugar en el mundo, aquel que la invite a echar raíces y sentirse plena, realizada. Feliz.
¡Sonríe mujer, sonríe! Todos los días se fracasa. Todos los días se puede volver a intentar.